jueves, 19 de abril de 2012

Y utilizaron la luz: Bernini (2 de 3)

En esta entrada quiero mostrar que la luz en la escultura tiene un papel muy importante. Y es que Bernini cuidó hasta el último detalle para presentar El éxtasis de Santa Teresa. Está situada en la capilla Cornaro, en la iglesia de Santa María de la Victoria (Roma).

En esta escultura la luz es de gran relevancia puesto que se trata del momento culmen de la visión de Santa Teresa de Jesús.  Para entender en su totalidad la obra hay que tener en cuenta que el artista del Barroco situó el conjunto escultórico como en un teatro. Este está formado por un escenario (donde están Santa Teresa y el ángel), dos palcos en los que se encuentran unos espectadores esculpidos por el artista y la platea (donde nos encontramos para observar a los protagonistas).

Bernini  dotó a su “teatro”, como es lógico, de iluminación. Y utilizó dos tipos de luz: una natural y otra celestial. La primera la obtiene de una ventana no visible que enfoca al conjunto escultórico, de tal forma que la luz viene de arriba. Así proporciona a la escena un toque celestial y espectacular, remarcado por esa flotabilidad, esa ingravidez que consigue el escultor gracias a la nube y al pie que queda descolgado. Además este foco remarca la cara de la Santa haciendo énfasis en sus gestos. La segunda, de tipo celestial, ha sido retratada en forma de haz de rayos hechos con bronce. Este es el telón de fondo que pone la guinda a esta puesta en escena.

Esta escultura rebosa de características barrocas. Para empezar, se trata de un momento congelado pero, aunque sea contradictorio, lleno de movimiento. Para captar ese instante se basó con gran fidelidad en la propia descripción de Santa Teresa. Es en su hábito en donde se reúnen dos de estas características: el movimiento, ya citado, y el claro-oscuro. Los pliegues de la túnica (esculpida con maestría) dan esa sensación tan barroca de luces y sombras, de algo complicado, de contrastes.

El escultor Italiano además juega con las texturas de las distintas superficies. Mientras que la nube es rugosa y no capta mucho la luz, la piel de los dos personajes está perfectamente pulida, haciendo que la luz se refleje y de mayor luminosidad.
El "teatro" de Bernini

domingo, 15 de abril de 2012

Y utilizaron la luz: Caravaggio (1 de 3)


En los tres siguientes post voy a tratar la luz y su uso en la pintura, la escultura y la arquitectura.

La obra elegida en pintura es La vocación de San Mateo de Caravaggio. La composición de este cuadro está organizada por la luz: en primer lugar el haz de luz que cae y por otra parte los dos grupos de personas. Lo más característico de esta pintura es el la luz que cae desde la derecha, que es una clara alusión a la iluminación divina, a la elección de San Mateo. De hecho el foco de luz y la mano de Jesús “señalan” en la misma dirección: hacia el apóstol.

En el lienzo hay una ventana que por el contrario a lo que se esperaría, no ilumina, lo que le da más importancia a la luz ya descrita. Como curiosidad cabe decir que esta es la única obra en la que el pintor Barroco derrama su luz desde la derecha.

Caravaggio tenía una concepción del movimiento a partir de la luz, y esto lo podemos observar en como San Pedro se inclina hacia delante señalando a Mateo (aunque no tan firmemente como Jesús). Otra de las muestras del movimiento luminoso que utiliza el artista es en el joven que está de espaldas, inclinándose hacia quienes han entrado en la habitación. Y por último, en cómo se señala San Mateo a sí mismo.

El artista italiano también utiliza la luz para remarcar los gestos y la actitud de los presentes en la escena. Se advierte sorpresa (en el evangelista y en el joven que está apoyado en él) plasmada con gran luminosidad, interés (en el joven que está de espaldas) e indiferencia (en el anciano de las gafas con la mitad de la cara en sombra). Aunque el gesto que quiero destacar es el del joven a la izquierda de la mesa. En él se ve tristeza, introspección, quizás pensando: “¿Qué estoy haciendo con mi vida?”. Y es que se enfatiza gracias a la penumbra que hay en su cara. Esta sombra (al igual que la del anciano) puede representar la ceguera del dinero o el hombre desvirtuado. Este juego de luces y sombras dota al cuadro de un gran dramatismo.

Otro aspecto llamativo es la iluminación que reciben Jesús y San Pedro, que deberían estar en la sombra. Esto se explica por la disposición de la iglesia de San Luis de los Franceses (Roma). La pintura se encuentra a la izquierda de la entrada en una capilla, la cual está iluminada por una ventana a la derecha, en la parte superior de la pared del altar. Aquí el genio no sólo incluye la luz propia de la escena, sino que además le suma el foco de luz que supone una ventana real.

Por último quiero señalar (aunque no referido a la luz) cómo Caravaggio separa en dos grupos la imagen, sobre todo con dos tipos de vestimentas, las prendas contemporáneas y las túnicas bíblicas. La existencia de estos dos grupos hace más chocante la elección de San Mateo, casi como un milagro, algo espectacular y teatral. Probablemente el joven que se encuentra de espaldas estará pensando: “mira esos que vienen con túnicas”.

http://www.manuelbarriosprieto.com/2011/07/el-momento-de-la-gracia-caravaggio-y-la.html

jueves, 12 de abril de 2012

La Semana Santa de Sorolla


Que mejor cuadro para representar la Semana Santa que Los Nazarenos  de Sorolla. Y es que me parece curiosa esta obra porque no es muy habitual un tema religioso en el Impresionismo, aunque sí los temas costumbristas. Quizás hayan coincidido estas dos temáticas porque en España tienen lugar las procesiones

Esta pintura es una mezcla de ambas, en donde el artista valenciano representa a la cofradía de los Nazarenos de la Carretería con la Virgen del Rosario de Montesión (la que pintará otras dos veces más) procesionando por las calles de Sevilla.

Joaquín Sorolla en esta obra resalta el negro del hábito (luto) mediante el contraste con la luminosidad de la calle. Esto hace que los cofrades adquieran un aspecto imponente y majestuoso. Me parece increíble como Sorolla hace uso de la luz, que también se puede ver en cómo las velas iluminan la cara de la Virgen.

Lo que me encanta del Impresionismo es que no importan los detalles, no importa que la cara de la Virgen este inacabada, ya que lo que cuenta es, valga la redundancia, la impresión del momento, de la instantánea. Por ello estos cuadros se llenan de pinceladas rápidas.